viernes, 4 de noviembre de 2011

El Némesis

Némesis Némesis: la diosa griega de la justicia, la retribución, la venganza y la fortuna. Su función era castigar a aquellos que no obedecían (por ejemplo, a los hijos que no hacían caso a sus padres) y su intención es proteger el equilibrio universal. Al alejarnos del mito griego, encontramos que, tal vez por su relación con la venganza y retribución, el término Némesis suele utilizarse como “la medida justa del destino para la destrucción y caída de uno” y como los seres humanos insistimos en andarnos chingando los unos a los otros... toooodo el tiempo, éste término se ha convertido en un sinónimo de “el enemigo”, pero no sólo un enemigo en una situación extraordinaria, sino el mismísimo jijo de su rech...@#$%^&*()(*&^%$#@!@#$%^&*^dre! que nos pone a parir chayotes cada vez que puede... ese guey, que toda la vida nos ha hecho la vida de cuadritos, ese enemigo que siempre, siempre... tiene algo que de plano nos saca de toda razón y comprensión (nos hace súper-mega-re-encabronar) y que seguramente, si dejamos que nuestras pasiones nos gobiernen, sea el arquitecto de nuestra destrucción. En los cómics lo han hecho muy marcado, todos los héroes tienen un némesis, que responde invariablemente en contra a todos los super poderes que tenga el protagonista de la historieta, a veces vienen de pasados totalmente distintos, a veces vienen de historias iguales, pero así como el héroe es muy chingón para hacer el bien, el némesis es un chingón para hacer el mal, ejemplos: Superman vs. Lex Luthor, Batman vs. El Guasón, Spiderman vs. El Duende Verde, Spawn vs. Malebolgia, Kalimán vs. Araña Negra, y un larguísimo etcétera. Cada uno de estos pares, se vuelve loco entre sí por una o por otra cosa y para el destino de ambos es muy importante identificarlo y entender sus razones para así contrarrestar sus influencias y acciones. En la vida diaria, donde los mortales que no somos dignos de que hagan una historieta habitamos, el Némesis no es exclusivamente y moralmente “malvado”, no, este cabroncito puede venir en cualquier presentación: malo, bueno, regular, guapo, feo, pedorro, pulcro, etc. Es ese guey que nomás no podemos ver ni en pintura, y no es tanto porque sea malo o nos haya hecho un mal (bueno, a veces sí), es simplemente que... él o ella... nomás no entra, porque tiene el increíble poder de sacar nuestras peores pasiones a la luz pública y restregárselas en la cara entre un amplio espectro de “goddemias y goddejeles”. Cosas que a los amigos o familiares les soportaríamos con gusto, al némesis no se las perdonamos, ejemplo: tu mejor amigo te invita a comer y después de 1 hora de espera te llega un mensaje que dice: “te la debo, no llego”, quieres arrancarle la cabeza a quien se deje, quieres hablarle a tu amigo a decirle una sarta de cosas, pero al final, se la dejas pasar con un mensaje de regreso: no hay bronca... me debes una doble!. Si en el mismo caso, el que te da el plantón es tu némesis, ni siquiera le respondes, pides la cuenta en ese momento y te metes a facebook en el lugar con internet más cercano para calzonear con todo al ojete maldito que te acaba de hacer perder tu hermoso y valioso tiempo. Y ay de él si llegara a contestar tu nota, porque en ese mismo momento, se va pública, social y purititamente a chingar a su madre (en pocas palabras). Es aquél que parece tener todas las ganas de joderte la vida, con su actitud, con su forma de hablarte, con su forma de comportarse, con sus preguntas, con sus respuestas, con sus idas y sus venidas, con todo su ser, Némesis sólo está cerca de ti para podrir el día. Puede que él lo sospeche durante un tiempo y por eso mismo te ande picando, pero hay veces en que el muy pendejo ni cuenta se da de que no lo soportas, puede ser que le dejes pasar varias o que desde un principio le pongas las cosas claras, pero cuando lo encuentras es increíblemente importante identificarlo (wow 3 palabras seguidas con “i”!), porque llegará el momento en que tengas que aplicarle “el enfrentamiento”, porque la verdad, en algún momento de tu vida vas a tener que enfrentarte a él, vas a tener que marcar tu territorio y plantarte frente a él con esa mirada clint-east-wood-esca de: “hasta aquí llegaste maldito bastardo...”, debes identificarlo porque al cantar este tipo de afrentas, uno se pone de a pechito para que estos hijos de la chingada se pongan listos y le hagan a uno la trastada grande, debes identificarlo porque en el peor de los casos conocerás de primera fuente y sin tapujos, lo que tú no quieres ser en la vida. Por que eso son los enemigos, lo que odiamos de nosotros mismos, lo que nosotros no queremos ser, lo que ansiamos con toda nuestra alma que no nos vuelva a pasar, que no se nos salga, el Némesis siempre hace lo que nosotros, moral, intelectual o instintivamente no nos permitimos hacer, siempre va contra la fibra más básica de nuestra educación o nuestras decisiones de vida, para tirarle caca al pastel. El Némesis elige el camino exacto que nosotros desechamos para convertirnos en “gente de bien”, ataca de frente lo que nuestra familia o nuestros amigos nos han dejado como herencia: nuestro cúmulo de creencias de lo “bueno y lo malo”. Por algo es nuestro enemigo, por algo no l@ tragas, porque, como ya dijimos: ejemplifica a la perfección todo lo que tú no quieres ser. Y es por eso que es “iii” (increíblemente importante identificarlo) mientras sigues creciendo (mental o físicamente), porque el Némesis saca a flote las decisiones que tomamos para armar nuestra forma de ser, puede ser que tu Némesis sea un tipo que se pedorrea frente a todo el mundo o que sea introvertido y pendenciero, sin importar cómo sea tu Némesis, él es lo que tú has decidido no ser durante mucho tiempo y es por eso que se contrapone a ti en todo momento, por eso te caga. Ya que lo tengas identificado, estúdialo un poco más, entiende a la perfección qué son las cosas que no puedes soportar de él, y así podrás evitar la gran trastada, además de que te dejará una mayor enseñanza: encontrar qué cosas viven en ti que no quieres que nadie conozca. Porque un enemigo, un buen enemigo, nos enseña los puntos en los que somos débiles, las decisiones que nos han costado trabajo, el enemigo nos enseña quiénes somos, a veces más profundamente que los amigos, porque como decía mi abuelita: “lo que no has de querer, en tu casa lo has de tener”. ¿Quién es tu peor enemigo?

No hay comentarios: